Durante los días 29 y 30 de agosto, y 5 de septiembre, el Sindicato de Oficios Varios de Albacete de la CNT-AIT organizó un conjunto de debates en el marco de unas Jornadas Culturales Anarquistas donde se discutió principalmente sobre la “Huelga”.
En las mismas se expuso y se reflexionó sobre el concepto en sí mismo de la huelga, sus orígenes y evolución de su puesta en práctica. Se abordaron diferentes huelgas y las motivaciones que las provocaron, tanto en el pasado como en la actualidad, con el fin de llegar a una conclusión acerca de esta práctica, su utilidad y eficacia como herramienta de lucha para la clase trabajadora.
El primer día se expusieron algunos ejemplos de las primeras huelgas realizadas y protagonizadas por el artesanado preindustrial, como preámbulo de los siglos XIX y XX, momento clave para el movimiento obrero y la evolución de esta fundamental arma. Se concluyó que la huelga como arma de defensa y ataque contra el capitalismo era efectiva, siendo además, el recurso más potente de las trabajadores contra cualquier acontecimiento que pusiera en peligro los intereses de la clase trabajadora.
Una experiencia de lucha fue la huelga de la Canadiense (1919), donde el despido de ocho oficinistas -que decidieron organizarse en la CNT- terminó por conseguir la readmisión de los trabajadores y la conquista de la jornada de 8 horas, entre otras muchas reivindicaciones después de 44 días de huelga general en toda Cataluña. Experiencias como la huelga revolucionaria durante el Bienio Rosso en Italia (1919-1920), donde 500.000 trabajadores organizados alrededor de la Unión Sindical Italiana ocuparon fábricas y organizaron consejos obreros, para comenzar la producción bajo el régimen de autogestión.
De ello extraemos que la huelga, como arma, conlleva la paralización total de la producción, la alteración completa del orden público capitalista, y la generación de una tensión psicológica entre la clase burguesa que le haga ceder ante la fuerza, estrategia de la clase obrera, aún a pesar de la represión
La segunda jornada se centró en las huelgas actuales, por lo que se partió de algunas de las más recientes vividas en España: 2002, 2003, 2010, 2011, y dos huelgas generales en 2012. En las primeras huelgas de siglo XXI se pretendían frenar las reformas impulsadas por el gobierno en aquellos años, lográndose una relativa fuerza para negociar, de la que finalmente se lograron retirar algunos de los puntos polémicos de la reforma aunque no todos.
Este problema se discutió ampliamente, ya que al igual que la clase obrera -que se ve obligada a acumular lecciones para mejorar sus formas de lucha-, el Estado y el capital también hacen lo mismo. El capitalismo y el Estado presentan sus reformas incluyendo aspectos de las mismas que siendo prescindibles están dispuestos a ceder o a sacrificar, en el momento en el que la lucha y la negociación así lo exijan.
También se convocó huelga de 2 horas contra la participación de España en la guerra de Irak que fue ampliada a 24 horas por la CNT y la CGT, oponiéndose en gran medida CCOO y UGT.
Se volvió a convocar huelga ochos años después contra la reforma laboral y bajada de salarios del sector público; al año siguiente contra la reforma de las pensiones; y al año siguiente dos convocatorias de huelga general donde se provocaron numerosos disturbios y actos de sabotaje.
En todas estas huelgas los objetivos que se pretendían eran la derogación de algunas reformas, y la presión hacía el gobierno para que cesara en la intervención militar en la guerra.
Nada se consiguió, ya que los sindicatos no pudieron sostener un pulso indefinido contra el Estado y el capital internacional; manteniendo la legalidad y controlando el desarrollo de la huelga.
Entendemos que tal situación imposibilita la lucha de clases, y que esto se debe a que el Estado reconoce la huelga bajo unos principios democráticos, es decir, influida por su respeto a la propiedad y al orden capitalista, por lo tanto, inútil para los trabajadores.
De la exposición y análisis de estas huelgas y sus desarrollos, concluimos que el Estado aprendió ya hace más de un siglo que el sindicalismo no se puede erradicar, como se pretendía en un principio, con la constitución de grupos de rompe-huelgas y asesinos de sindicalistas. A día de hoy la democracia capitalista pretende cambiar sus estrategias desarrollado formas de frenarlo, como la constitución de empresas de servicios sindicales, la legislación moderada que reconoce a los trabajadores sus organizaciones y el ejercicio de derechos siempre que no contradigan la legalidad, con la intención de caracterizar a la huelga como un instrumento inocuo, que no puede contemplar piquetes -que impidan la puesta en marcha de la producción o el consumo-, sabotajes que causen pérdidas económicas a las empresas, la eliminación de servicios mínimos, la coacción a esquiroles para mantener la efectividad de la huelga, la alteración del orden público, la ocupación de fábricas, o el enfrentamiento con las fuerzas del orden público capitalista, etc…
Así, el Estado ha elaborado la forma de mantener a su enemigo atado de pies y manos, fingiendo defender todas las libertades, cuando en realidad impone sus métodos, haciendo imposible cualquier aspiración de los trabajadores de mejorar y aún más difícil emanciparse, pues no debemos olvidar que el enfrentamiento entre la clase obrera, el Estado y el capitalismo, comienza por una cuestión ideológica y se desarrolla en un plano ético y moral.
Un referente de lucha en los últimos años, ha sido el de las fábricas recuperadas en Argentina, donde los trabajadores se lanzaban a la ocupación de los centros de trabajo que iban a cerrar para asegurar la maquinaria, enfrentándose a la policía y pasando a producir y mantener el centro, expandiéndose este método, llegando incluso a superar las 300 empresas ocupadas que pasaron de un régimen de producción capitalista a un modelo de producción cooperativo, donde los trabajadores en asamblea se organizaban y distribuían la producción y el reparto de beneficios; llegando a formar federaciones de empresas recuperadas.
Otro ejemplo de evolución de huelga es el caso de Grecia, que en el marco de una huelga general, a raíz del asesinato de un joven anarquista en el barrio de Exarchia por un policía, provocó protestas por todo el país y llevaron a cabo la ocupación de universidades, bloques de edificios, Ayuntamientos, la sede central de los sindicatos mayoritarios, etc.
Se convocaron manifestaciones de estudiantes, se quemaron y atacaron sedes bancarias, inmobiliarias, oficinas de cobro, se ocuparon medios de comunicación, ministerios; se asaltan grandes cadenas de supermercados, donde el saqueo de alimentos sirve para la redistribución a aquellos necesitados y se organizaron comedores sociales en los centros ocupados y autogestionados. Se combatió firmemente y a pie de calle, desde los grupos organizados y afines, la droga y el turismo consumista.
La huelga toma un carácter insurreccional que, si bien no logra llegar al fin buscado del Comunismo Libertario, sirve para dar un duro golpe al Estado, y ante todo, otorga una gran importancia pedagógica, sobre cómo se puede llegar a extender de forma masiva la revuelta social en el ejercicio de un arma que se daba por perdida.
Como conclusión final, no ignoramos que el capitalismo trata de inutilizar nuestras armas, pero sabemos que pese a toda adversidad, somos capaces de propagar los valores libertarios para fomentar la lucha por la emancipación; que existiendo decenas de fórmulas y perspectivas, toda sociedad puede romper con el orden expropiación instaurado por el Estado y el capitalismo contra la clase trabajadora.
En la tercera y última charla, se exponen la visión de la militancia de nuestro sindicato de cómo desarrollar la huelga en cualquier momento, ante cualquier circunstancia, y concretamente, atendiendo al futuro inmediato. Entre los debates que se generaron se encontraba el papel de los sindicatos anarcosindicalistas frente al problema del esquirolaje y la defensa del “derecho al trabajo”.
Considerando que la huelga debe ser, y es, la herramienta de lucha más efectiva de la clase trabajadora. En ningún caso se puede permitir que se la reduzca a una herramienta inocua, a una obra más, de la sociedad del espectáculo.
La clase obrera debe impedir que se la controle o se la dirija. La huelga que defendemos y mantenemos en nuestro ideal es la huelga salvaje, tanto en su carácter reivindicativo, como en el insurreccional. La huelga no debe quedar reducida a un acontecimiento estrictamente económico, sino que debe generar un escenario de lucha donde la acción colectiva debe tomar el protagonismo, y la clase obrera aprovechar la oportunidad para causar el mayor número de daños a la propiedad privada capitalista.
Es ahí donde juega un papel especial el boicot, el sabotaje, los piquetes obreros, los cortes de carreteras, la alteración del orden público, la ocupación de fábricas, la destrucción y el daño económico a la propiedad capitalista (principalmente bancos y entidades financieras, empresas explotadoras, inmobiliarias, edificios gubernamentales, etc.)
En definitiva, nuestro planteamiento de la huelga, no es otro que el recuperar nuestras armas, y disponer de la más potente, capaz de hacer no solo que el capitalismo tiemble, sino que nos capacite para que algún día hagamos que desaparezca.
QUEREMOS UNA HUELGA QUE HAGA QUE EL CAPITALISMO TIEMBLE
¿Y TÚ QUÉ HUELGA QUIERES?
¡HACIA LA HUELGA GENERAL!
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