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ALIMENTACIÓN DE BARCELONA COLECTIVIZADA

En Barcelona, el 19 de julio, la CNT ha incautado 39 grandes empresas de alimentación que, en su mayoría, serán convertidas en restaurantes de precio módico. Se crea un restaurante popular a precio fijo. Son trabajadores de la Alimentación quienes van a asegurar la comida a la clase trabajadora de las mayores ciudades de España.


Industrias de la Alimentación


Cervecerías Damm colectivizadas

Los trabajadores de Damm incautaron la empresa en julio del 36. Los directores y los técnicos lo abandonaron todo y los 610 trabajadores de la cervecería, miembros de la CNT, reorganizaron la fábrica nombrando un consejo de empresa de 9 miembros así como 5 secciones técnicas.

Los sueldos han sido aumentados y unificados. Se piensa crear un sueldo familiar. Todos los trabajadores gozan ahora del seguro médico y se ha establecido el retiro a los 60 años.

Se ha adquirido material moderno para mejorar la producción. En los locales de la fábrica se instala una biblioteca, una sala de deportes y un comedor.

Para conseguir la cebada necesaria para la elaboración de la cerveza, se mantienen relaciones con las colectividades del campo, a las que se proporciona la simiente.

Con los beneficios obtenidos, los trabajadores de Damm aseguraron el sueldo de un centenar de compañeros milicianos que luchaban en los frentes, y pagaban más de 2.000 pesetas semanales a las milicias, a las que dieron dos de los mejores camiones de la fábrica.

Industrias lácteas socializadas 

Industrias lácteas socializadas

Industrias de la Alimentación


“Vencido el fascismo, los trabajadares pudieron lanzarse a la socialización de un sector controlado hasta entonces por un gran número de pequeños propietarios y algunas empresas importantes entre las cuales hay que destacar la multinacional suiza Nestlé.

Al socializar la industria, la preocupación esencial de los obreros fue proporcionar al pueblo de Barcelona un producto íntegro en las mejores condiciones de higiene.

Antaño, los patronos sólo se preocupaban de sus beneficios. Para mejorar la situación, se crearon 7 fábricas de refrigeración y pasteurización ultramodernas, como la de Mallet, situadas en los lugares de producción, así como un sistema de envasado automático. Para el transporte de la leche, la colectividad compró 24 camiones cisterna isotérmicos, que en aquel entonces eran únicos en Europa. En una granja comprada por la colectividad, la Granja Germinal, se creó una unidad de producción lechera moderna.

Tadas estas mejaras y modernizaciones le costaron a la industria socializada más de 7 millones de pesetas, que sólo pudieron conseguirse merced al empeño y a la voluntad de los trabajadores. Además se acordó apoyar a las milicias así como a otras colectividades perjudicadas por la falta de materias primas.

En la leche socializada, las asambleas generales eran soberanas y ellas elegían a los compañeros encargadas de funciones administrativas. En una de esas asambleas se decidió crear un sueldo idéntico para todos. En otra se rechazó el decreto de calectivización de la Generalidad de Cataluña, considerando que se trataba de encuadrar y de controlar la colectivización en un molde estatal.

Así puede decirse que la industria socializada, desde el lugar de producción, la granja, pasando por el envase y el transporte, hasta el lugar de consumo, la ciudad, siguió asegurando el abastecimiento de Barcelona hasta los últimos días de la guerra, a pesar de situarse totalmente al margen de la legalidad republicana.” (testimonio de José Capellas)

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