Cine y Anarquismo | |||||||||||||||
LA SOCIALIZACIÓN DE LOS ESPECTÁCULOS PÚBLICOS EN BARCELONA DURANTE LA GUERRA CIVIL Como ya he indicado en algún otro medio, la conmemoración del cincuenta aniversario de la "Revolución Española" está produciendo toda clase de artículos, libros, revistas, conferencias, etc., que tratan de manera clara y descarada, de presentarnos aquellos hechos como un grave error político de la historia de España.
A excepción de algunos esfuerzos dignos de mención, la mayoría de historiadores han vuelto la cara a los logros revolucionarios del proletariado español y buscan en la historia positivista diluir la obra constructiva que surgió del pueblo y por qué no decirlo, de los sindicatos de la CNT y de sus militantes. Del radicalismo histórico que movió al espíritu de la revolución ahora se ha pasado a teorías conservadoras y neoliberales donde lo que prima es el economicismo, los intereses partidistas y los fracasos de las ideologías, se trata, en definitiva de que "olvidemos" y sigamos desconociendo nuestra historia más reciente. Es evidente que se cometieron errores, pero que los trabajadores, en pocos días, pasaran a dirigir la producción y la economía de un país, no parece que sea tarea para menospreciarla tan someramente. Por otra parte, las colectivizaciones fueron hechos consumados que hubieron de afrontar los comités y asimismo cayó a su cargo normalizar la producción. Si a todo ello le sumamos el equilibrio que mantenía ante esa disyuntiva y la situación del frente antifascista, es decir, en hacer la guerra al enemigo, la coyuntura que se presentó a aquellos hombres, por muchos errores que se cometieran, que los hubo, debe ser analizada teniendo siempre presente las citadas connotaciones.
No es menos cierto que las realizaciones revolucionarias de carácter económico requieren un amplio estudio de conjunto y en todos sus aspectos. Algunos nos son bastante conocidos, de otros no sabemos prácticamente nada como es el caso de los espectáculos públicos en Barcelona, llevada a cabo por el Sindicato Único de Espectáculos de la CNT. A pesar de la muy extensa bibliografía que existe sobre las colectivizaciones, no ha dejado de sorprenderme la escasa atención que se le ha dedicado a este tema máxime cuando esta socialización fue presentada como modelo en los medios confederales. Resulta significativo que fueran las salas de cine y teatro las primeras en ser ocupadas por los militantes de la CNT, concretamente entre el 20 y 25 de julio. Ante la nueva situación revolucionaria se procede a la ocupación encaminada al funcionamiento del nuevo sistema de gestión, explotados según el sistema colectivista instaurado por la CNT.
Aunque hay cierta confusión en las fechas, la CNT, mayoritaria en el sector, nombra el 26 de julio una ''Comisión de Técnicos" encargada de preparar un proyecto que establezca el nuevo régimen de trabajo para las salas de cine y teatro. Entre los militantes destacados que figuran en esa comisión se encuentran Marcos Alcón, Miguel Espinar, Enric Grau... Resulta paradójico que ese mismo día la Generalitat, desbordada por la impronta revolucionaria en el sistema productivo de los trabajadores, cree la "Comisaria d'Espectacles de Catalunya" que no funcionó, ya que la CNT, en cuyo sindicato ingresaron en esos días colectivos como el Musical de Catalunya o la Agrupació d'autors i Compositor, organizó y controló todas las actividades cinematográficas y teatrales de Barcelona. Las actividades dieron comienzo el 6 de agosto, fecha en que se crea el Sindicato único de Espectáculos y se presenta el proyecto de socialización de las Salas de Cinema; posteriormente lo haría el de teatros el 14 de agosto. Resulta sorprendente esta nueva estructuración económica y su reorganización con las diferentes secciones y especialidades de los profesionales del cine. El proyecto que consta de 35 artículos regula toda la vida sindical, económica y social de sus trabajadores por medio de un Comité Económico que se denomina de "cines en explotación" y que en su último artículo indica que "los locales de cine, tal y como están en la actualidad, pasan íntegros a depender directamente del sindicato para su normal funcionamiento". Analizando con detalle el proyecto, se aprecian dos casuísticas muy importantes: por un lado, que los trabajadores de la CNT, tal y como se viene historiando últimamente, no se lanzaron de una manera espontánea y atropellada a organizar la vida económica del país y, segundo, el perfecto funcionamiento del sistema de socialización al margen de cualquier institución o gobierno. El proyecto fue concebido con un espíritu diferente a pesar de que fue presentado como una rama más de la industria colectivizada de CNT. En el aspecto sindical destaca la creación de los Comités Económicos (cines, teatros y variedades/circo), que funcionaban por medio de secciones especiales, tales como Suministros, Control-programación y Propaganda, que junto con el control de taquillaje se coordinaban con cada local. En cada sala había un comité local que a efectos de trabajo estaba en relación directa con los comités sindicales y para los suministros del local con la sección de suministros del Comité Económico. Respecto a las secciones hay que indicar que conservaron la misma estructura sindical y además administraban sus respectivas bolsas de trabajo. Después de la estructuración de los Sindicatos de la Industria en 1937 quedaron así: Secciones que integran el Sindicato único de Espectáculos: Artistas cinematográficos, Industrias cinematográficas, Operadores y ciclistas, Maestros concertadores, Variedades, Circo, Parque de atracciones, Piscinas (galgos), Deportes, Escenógrafos, Apuntadores, Cines (cinematográficos en todos sus aspectos desde la producción a la exhibición de películas). Tramoyistas, Electricistas, Avisadores, Coristas, Utilleros, Músicos, Autores, Actores, Deportes marítimos, Clubs, Teatros (líricos y dramáticos). En el terreno económico su artículo primero indicaba que "los salarios serán uniformes para todas las características de trabajo de las ramas de la industria cinematográfica". En principio todos los salarios fueron iguales, tanto primeras figuras del teatro como taquilleros de cualquier cine, pero no se pudo mantener hasta el final ya que las figuras como Hipólito Lázaro, Marcos Redondo o Enric Borrás cobraron salarios superiores. Se fijó un tope semanal de 175 pesetas y las ganancias sobrantes iban a parar a la caja del sindicato. Todos los ingresos de taquillas se hacían directamente en el Comité Económico; después de efectuar los pagos, los beneficios de cada semana se dividían entre el tanto por ciento total de todos los trabajadores y el resultado se multiplicaba por cada tanto por ciento para saber cuanto correspondía a cada trabajador. Pero quizás sea en el aspecto social donde más destacaba este proyecto: se estableció con carácter permanente el subsidio de enfermedad, invalidez, vejez y paro forzoso por causas de fuerza mayor, logros sociales que significan un adelanto de casi cincuenta años. Todo este sistema revolucionario permitió durante prácticamente toda la guerra civil dar trabajo a unas 6.000 personas y controló durante ese período 114 salas de cine, 12 salas de teatro y 10 music-halls. Hay de todas formas que hacer mención por separado de las dos secciones que tuvieron más importancia en el mundo del espectáculo: cines y teatros. Esta última también se estructuraba por medio de un "Comité Económico" en tres secciones: 1) Suministros, encargada de proveer las necesidades de decorados, vestuario, accesorios y material de todas clases, 2) Programación, encargada de escoger las obras y marcar las fechas de los estrenos y 3) Propaganda. En cada teatro había un sub-comité que debía presentar cuentas de su gestión y entregar las entradas que eran contabilizadas en común. La base de las nuevas reformas que se propusieron era lograr la desaparición de todo aquello que atentaba contra el interés y la libertad del público, por eso se suprimió la claque, la reventa, la propina y la entrada gratis. La distribución de los teatros se realizó con los siguientes repartos: Teatro Poliorama: compañía de drama catalán; Teatro Romea: compañía de comedia catalana; Teatro Español: compañía de vodevil catalán; Teatro Barcelona: compañía de comedia castellana; Teatro Apolo: compañía de obras sociales castellanas; Teatros Nou, Principal Palace, Novedades y Victoria: operetas y zarzuelas. Con posterioridad el Circo Barcelonés se convirtió en el "Teatro del Pueblo" inaugurado el 18 de julio de 1937 con la obra "Venciste Monatkoft". No quisiera dejar de mencionar el gran esfuerzo llevado a cabo por el Comité en otros terrenos, como por ejemplo la creación de una compañía de ópera en el Teatro Tívoli, en un intento de acercar el género grande al gran público y con precios bajísimos. El Comité del Teatro estaba regido por un Consejo de Economía que controlaba la actuación de las formaciones artísticas que trabajaban en las salas y su programación, administrando asimismo los intereses de los obreros. De la formación y distribución de las compañías que recorren las comarcas catalanas se encargaba un Comité de Contratación. En total trabajaban en el teatro 1.800 personas entre artistas y empleados. Estas cifras se pueden contrastar con anteriores a julio de 1936 en que en ningún caso pasaron de las 300 y nunca a temporada completa. En 1937 llegaron a trabajar 2.400 personas en plena temporada y sin contar los equipos de carpintería, electricistas... como auxiliares de la industria del espectáculo. Todos debían cobrar de acuerdo con el porcentaje establecido, pero debido a no alcanzar el mínimo indispensable, se redujo a una dieta de 105 pesetas semanales. Las grandes figuras alcanzaban las 400 debido a la contratación que el mismo comité les facilitaba en festivales, audiciones radiofónicas, bolos, etc. Por otra parte los jubilados, enfermos y parados cobraron un subsidio de 240 pesetas mensuales.
Una de las constantes durante toda la guerra civil fue la crítica que opusieron las fuerzas políticas al Comité Económico del Teatro. Evidentemente, después del 19 de julio, no era posible esperar un viraje total en la situación de los espectáculos, donde se detectan dos tendencias: la primera, hacia una prolongación de las condiciones anteriores a la guerra -es decir, condiciones de la sociedad burguesa-; la segunda, hacia una modificación revolucionaria en la que se encontraba el país, ahí se centra toda la polémica. En los teatros la gestión resultó revolucionaria pero no así en el repertorio. Las obras volvieron a ser banales, convencionales y pasadas de moda, aunque contaron con el favor del público; en definitiva no hubo tentativas de renovar el repertorio y los imperativos económicos pasaron por delante de cualquier otra consideración, naturalmente esto no fue perdonado por sus adversarios. A mi modo de entender, el Comité quería recoger todo el dinero posible y de esa manera, dar trabajo al mayor número de personas. Visto desde esa óptica, era normal que los imperativos económicos pasasen delante de cualquier otra consideración, aunque el comité pensó que si se modificaba radicalmente el repertorio existía el peligro de topar con las preferencias -digamos mejor costumbres- del público.
Resumiendo, nos encontramos con la contradicción entre el sistema revolucionario de gestión y el repertorio (burgués), anotando que el público, a pesar de que los nuevos precios permiten que nuevas categorías sociales tengan acceso al teatro, permanecen fieles a las obras fáciles y de diversión. Con relación al music-hall, no dependiente del Comité Económico del Teatro, se trató de transformarlo y elevarlo a niveles superiores dentro del arte menor. Funcionaron seis salas durante toda la guerra civil: Estambul, Pompeia, Kursaal, Apolo, Sevilla y Barcelona de noche. Las cabareteras dejaron de recibir tal denominación para pasar a ser compañeras, en franco deseo de elevación artística y de que su trabajo fuera considerado como cualquier otro. Por ese motivo no deja de ser anecdótico el cartel que el sindicato colocaba a la entrada de estas salas: "Un momento, compañero: el Sindicato Único de Espectáculos públicos te pide el máximo respeto a todas las compañeras que vas a ver en el escenario. Son trabajadoras como tú. No perturbes el espectáculo por la buena marcha del mismo. Mira el arte con sentido del mismo. El Comité". Respecto a los cines, se puede decir que fue el sector que mejor funcionó y que más ingresos proporcionaba al Sindicato, una parte de los cuales iban destinados a ayudas del frente. En total estaban socializados 114 cines en Barcelona ciudad y alrededores. Durante la Guerra Civil se construyeron algunos cines como el Ascaso (hoy Cine Vergara) y otros se reformaron o terminaron de construir como el Cine Durruti (en la actualidad Cine Arenas). Las posibilidades de explotación de las salas de cines en régimen de socialización tiene unas particularidades muy especiales. Por un lado la contratación de películas con países extranjeros y la consiguiente exportación de divisas del país, hecho que fue denunciado por varios partidos políticos que se oponían a pactar las distribuciones de países burgueses; por otro la gestión del mismo, ya que esta colectivización difiere de las otras en que el órgano gestor no recibe el activo personal de las empresas que absorbe, sólo es por tanto a título de gestión y sin otro activo que el que representa los locales que deben pagar arrendamiento. De todas formas el Comité de Cines cumplió con los objetivos marcados y sobre todo en lo que afecta a la parte económica que fue muy positiva. Todo el complejo sistema orgánico de gestión del Sindicato del Espectáculo se reestructura a tenor del Pleno de Valencia. El 8 de julio de 1937 se constituye la Federación Nacional de la Industria del Espectáculo Público de España, con residencia en Barcelona, con idea de establecer las Federaciones Regionales y Provinciales de CNT; además se crean una productora y una distribuidora propias que se centralizaron por medio de una delegación directa del Comité Nacional, que quedó compuesta de la siguiente manera: secretario nacional Marcos Alcón, secretario del exterior Manuel Lara, Contador y secretario de actas Jesús Varona, Tesorero Evaristo Rodríguez, Delegado de propaganda Liberto Callejas, Vocales Manuel Rivas y Evaristo Navarro. El sindicato modificó entonces sus comités económicos a seis: Cines, Teatros, Variedades y Circo, Parques y Atracciones, Frontones y Canódromos; a ellos se suman 26 secciones con sus respectivas juntas técnicas, también llamadas comités de sección. El máximo órgano será la Junta Administrativa que controlará no sólo las funciones del sindicato sino la de todos los comités, sean de sección, económicos o de local. El sistema organizativo permitió crear el nuevo Comité de Producción Cinematográfica, que se encargará de la producción y distribución de films. Se constituye el 2 de julio de 1937 con carácter de Consejo Superior de Industria y tiene la siguiente distribución: Joan Safia como presidente; Gonga, secretario; La Riva, director técnico; Elías, director artístico y Dotras Vila, director musical. Además formaban parte tres escritores especializados en cine y tres vocales sindicales. La tarea desarrollada en este sentido fue una de las obras más importantes de CNT como queda demostrado en las cifras siguientes: Para la realización de películas se creó el SIE Films (Sindicato de la Industria del Espectáculo) y también la marca Spartacus Films. El Sindicato disponía de dos grandes estudios con tres plateaux para filmación, además se acondicionó el Palacio de Bélgica en el recinto de Montjuïc, para servicios auxiliares de decorados y figurinistas.
Este nuevo comité de producción diseñó una nueva forma de organización que permitía no derrochar más dinero del necesario. Casi todos los aparatos de filmación y sonido se construían en los mismos talleres montados a tal efecto. Se instalaron cabinas de sonido fijas, salas de proyecciones, auditórium para doblajes, almacenes y talleres de reparación de cámaras, talleres de carpintería, de electricidad, etc. El comité intentó en todo momento trazar una línea concreta a la hora de elegir las películas a filmar y ello estaba en consonancia con la oficina literaria, donde se leían y rectificaban todos los originales. Además existía una oficina de guiones, otra de diálogos, un equipo técnico, laboratorios, etc., se convirtieron en una de las mejores del mundo o como decía el propio comité: "queremos que la producción sindical sea equiparable por su técnica y organización a la americana, y superior a la rusa, por su contenido". El balance parece bastante positivo en filmaciones efectuadas de acuerdo con la relación que sigue: 1936 1937 1937-38 1938 Todo lo anteriormente mencionado tiene connotaciones diferentes con el giro total que se produce en el Sindicato de Espectáculos Públicos desde principios de 1938. La Generalitat, que hasta entonces había ido a remolque de las acciones que llevaba a cabo el sindicato, inicia sus ataques contra las colectivizaciones. La situación es diferente y ello fundamentalmente por la marcha de la guerra pero también por otras causas como el equilibrio de fuerzas políticas, el pacto UGT-CNT, etc. Ante esta situación, la Generalitat bajo la figura de Joan Comorera, Conseller de Economía y adversario de la CNT, crea una Comisión Interventora que pone bajo su control técnico y administrativo todas las empresas de espectáculos públicos de Catalunya. A pesar de la huelga decretada el 22 de enero por el sindicato contra esa medida, se llegó a una especie de pacto en el que hombres de la CNT figuraban en dicha Comisión Interventora, pero ya evidentemente como delegados de la Generalitat. Es imposible explicar en unas cuantas líneas el porqué de esta aceptación cuando se controlaba todo el sector y con el régimen de trabajo socializado de todas las salas. Únicamente quisiera anotar la contradicción que se produce entre la resistencia por un lado a las instrucciones del gobierno en las conquistas revolucionarias y la doblez de los líderes de CNT ante esas mismas intrusiones (según las memorias de Marcos Alcón fue García Olíver quien recomendó que se aceptase la subordinación) pero temas como ese deben ser analizados en otro momento y con mayor profundidad histórica. En todo caso sirvan estas líneas como homenaje al esfuerzo y al espíritu de aquellos hombres que, sin medios de ninguna clase, pusieron y supieron elevar a categoría de arte una industria que antes de julio de 1936 estaba en franca decadencia y manejada por unos cuantos desalmados. Carlos J. Sanz Alonso - Revista "Sin Fronteras" Solidaridad Obrera, 1986. |
Translate
jueves, 22 de octubre de 2020
LA SOCIALIZACIÓN DE LOS ESPECTÁCULOS PÚBLICOS EN BARCELONA DURANTE LA GUERRA CIVIL
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
22nd diciembre 2020 admin Desde el Sindicato de Oficios Varios de Albacete de la CNT-AIT, os informamos que durante este próximo mes de en...
-
Videos en varios idiomas https://youtube.com/playlist?list=PLygqavJysUHJhpSxXn2jf2QqZp9Bic_ef texto y videos en varios idiomas ...
-
17th diciembre 2020 admin Indra, uno de los grupos empresariales más importantes del sector tecnológico y cuyo principal accionista es ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario